miércoles, 19 de septiembre de 2012

El amor en los tiempos del euro


“El euro se derrumba y nosotros nos enamoramos” podría ser la gran frase del drama romántico de nuestros tiempos. Los divorcios caen pero las parejas lloran más que nunca al son de “As time goes by” en los bancos privados y en los bancos del parque. Los que se mantuvieron juntos durante años sufren desencuentros y los que recién se encuentran, no logran mantenerse.
Por mucho que la tasa de divorcios en 2011 fuera de un 24% menos que antes de la crisis, ésta no está avivando, ni mucho menos, la llama del amor matrimonial. Más bien, muchas parejas descubren grandes desavenencias en torno a cuestiones económicas que responden a una lista distinta de prioridades. Sin embargo, pese al deseo de separación de muchos, permanecen durmiendo con su enemigo por la falta de recursos para enfrentar un divorcio y sus consecuencias.
Según muchos psicólogos, la crisis económica es un desencadenante de los problemas subyacentes de la pareja. Además, la situación de desempleo genera en la persona una cadena de frustración que se ve reflejada especialmente en su relación de pareja. Dicen que el amor es una flor que hay que cuidar y regar a diario, cosa bastante complicada cuando no se tienen ni unos euros para comprar el abono.
En cualquier caso, siempre estarán aquellos que con empeño consigan hacer de este momento histórico un aliciente para afianzar sus lazos y demostrar que su fuerza es mayor que la del euro. Y para los demás, siempre nos quedará la peseta… 

martes, 11 de septiembre de 2012

Españoles por el mundo… de yupi


“¡Hola chicos! Un día me vine a hacer submarinismo a Funafuti y me enamoré locamente de un aborigen cachas de dos metros de altura. ¡Lo dejé todo por amor! Ahora vivimos en esta casita rosa de tres plantas con piscina y pista de tenis, tenemos cuatro hijos, dos perros y un koala, y nos dedicamos a la cría del mejillón dorado”. Tras el último capítulo de “callejeros o sea viajeros” especial “Isla Tuvalu” hubo una avalancha de españoles y la isla se hundió.

Otros destinos han corrido mejor suerte, pero no deja de ser necesario que las autoridades españolas adviertan de la llegada masiva de expatriados en busca de El Dorado, especialmente después de cada emisión de “triunfadores por el mundo” y demás variantes.

Vivir en el extranjero tiene, como todo, sus cosas buenas y sus cosas malas, por mucho que los entrevistados se empeñen en decir que “la paella de los domingos aquí nos sale mucho mejor que en Valencia pues le echamos coco y papaya”. Los creadores de estos realities alegan que se trata de ofrecer una mirada “optimista” de gente que ha triunfado, pero cada vez más el público se siente más engañado y burlado ante unos reportajes que obvian cualquier aspecto negativo de la emigración y de los lugares que nos muestran.

A día de hoy, han conseguido que muchas familias españolas esperen con angustia el próximo programa, con miedo a que salga su hijo primogénito: “Hola, pues… me llamo Manolo y vivo con estas tres chinas, aquí hace un frío que pela y los domingos comemos pasta con atún”.

Y con todo, no se trata de los peores programas que ofrecen en televisión, sin embargo, no estaría de más reformular o bien el nombre o bien la idea. Si optan por lo segundo, hay muchos ejemplos de personas que se han construido una vida lejos a base de esfuerzo, otros recién llegados que tienen un mundo por descubrir, otros ya hartos que están a punto de hacer las maletas,…

Quizás, la verdadera mirada optimista se obtenga al mostrar la lucha ante la dificultad, una victoria después de varias derrotas. Hay muchos “españoles ante el mundo” para enseñarnos como, aún y las adversidades, siempre existe una anécdota graciosa, un pequeño rincón o una extraña costumbre que hacen de esta emigración una experiencia gratificante o, cuanto menos, enriquecedora.  

lunes, 3 de septiembre de 2012

Apalábrame


Tras largas horas meditando, me pienso y repienso las distintas posibilidades. Me decido a dar el paso con un simple “saludos”, no es muy original pero me llevo 30 puntos por usar todas mis letras y además vale el doble por ser la primera palabra que nos cruzamos.
Rápidamente me respondes con un “hola” aprovechando mi “a”. Nos enzarzamos en cortas preposiciones hasta que llega una proposición mayor: “cafe”, me sugieres. Yo acepto gustosamente y la “c” se convierte en “cine” y la “a” se convierte en “cena” y la “e” se convierte en “beso”.
Estamos en un punto de inflexión en que ninguno de los dos se desbanca. Tras varios días sin respuesta, me decido por un “sofa”, coloco intencionadamente la “f” en tripe letra y  la “s” en triple palabra. Con ésta última consigo además “besos”, con lo que me llevo un total de 66 puntos y tus risas en el chat. Entonces me respondes rápidamente con “sexo”: consigues el plural de “postura” y colocas la “x” en triple. La pantalla me informa de los impactantes 111 puntos, con lo que me dejas sin aliento por un par horas. Luego vendrán “enamorado”, “boda”, “hijos” y otras palabras mayores, hasta que nos quedemos sin nada que decirnos y ya sólo compartamos algún “ah”, “no”, “eh” y “uf”.
Así, las nuevas tecnologías revolucionan las relaciones interpersonales y nos vemos interactuando constantemente con personas desconocidas con quienes podemos acabar entablando algún tipo de relación. Es el caso de algunos juegos interactivos como el Apalabrados – la popular adaptación para Android del mítico juego de mesa Scrabble – que ya cuenta con más de dos millones de usuarios.
A través de esta aplicación, no sólo puedes jugar contra otros usuarios aleatoriamente, sino que también puedes comunicarte con ellos por medio de un chat, visitar su perfil de jugador, ponerte una foto o vincular tu cuenta a Facebook, es decir, una opción más de conocer gente distinta.
No nos extrañemos si en la siguiente boda a la que acudamos los novios nos sirven una sopa de letras y le dan las gracias encarecidamente a Etermax SA por haberles presentado. Ya saben, la próxima vez que jueguen sean amables con su contrincante, nunca se sabe quién está detrás de esas fastidiosas interjecciones…