“El
euro se derrumba y nosotros nos enamoramos” podría ser la gran frase del drama
romántico de nuestros tiempos. Los divorcios caen pero las parejas lloran más
que nunca al son de “As time goes by”
en los bancos privados y en los bancos del parque. Los que se mantuvieron
juntos durante años sufren desencuentros y los que recién se encuentran, no
logran mantenerse.
Por
mucho que la tasa de divorcios en 2011 fuera de un 24% menos que antes de la
crisis, ésta no está avivando, ni mucho menos, la llama del amor matrimonial.
Más bien, muchas parejas descubren grandes desavenencias en torno a cuestiones
económicas que responden a una lista distinta de prioridades. Sin embargo, pese
al deseo de separación de muchos, permanecen durmiendo con su enemigo por la
falta de recursos para enfrentar un divorcio y sus consecuencias.
Según
muchos psicólogos, la crisis económica es un desencadenante de los problemas
subyacentes de la pareja. Además, la situación de desempleo genera en la
persona una cadena de frustración que se ve reflejada especialmente en su
relación de pareja. Dicen que el amor es una flor que hay que cuidar y regar a
diario, cosa bastante complicada cuando no se tienen ni unos euros para comprar
el abono.
En
cualquier caso, siempre estarán aquellos que con empeño consigan hacer de este
momento histórico un aliciente para afianzar sus lazos y demostrar que su
fuerza es mayor que la del euro. Y para los demás, siempre nos quedará la
peseta…
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