“¡Hola chicos! Un día me vine
a hacer submarinismo a Funafuti y me enamoré locamente de un aborigen cachas de
dos metros de altura. ¡Lo dejé todo por amor! Ahora vivimos en esta casita rosa
de tres plantas con piscina y pista de tenis, tenemos cuatro hijos, dos perros
y un koala, y nos dedicamos a la cría del mejillón dorado”. Tras el último
capítulo de “callejeros o sea viajeros” especial “Isla Tuvalu” hubo una
avalancha de españoles y la isla se hundió.
Otros destinos han corrido
mejor suerte, pero no deja de ser necesario que las autoridades españolas
adviertan de la llegada masiva de expatriados en busca de El Dorado,
especialmente después de cada emisión de “triunfadores por el mundo” y demás
variantes.
Vivir en el extranjero tiene,
como todo, sus cosas buenas y sus cosas malas, por mucho que los entrevistados
se empeñen en decir que “la paella de los domingos aquí nos sale mucho mejor
que en Valencia pues le echamos coco y papaya”. Los creadores de estos
realities alegan que se trata de ofrecer una mirada “optimista” de gente que ha
triunfado, pero cada vez más el público se siente más engañado y burlado ante
unos reportajes que obvian cualquier aspecto negativo de la emigración y de los
lugares que nos muestran.
A día de hoy, han conseguido
que muchas familias españolas esperen con angustia el próximo programa, con
miedo a que salga su hijo primogénito: “Hola, pues… me llamo Manolo y vivo con estas
tres chinas, aquí hace un frío que pela y los domingos comemos pasta con atún”.
Y con todo, no se trata de los
peores programas que ofrecen en televisión, sin embargo, no estaría de más reformular
o bien el nombre o bien la idea. Si optan por lo segundo, hay muchos ejemplos de
personas que se han construido una vida lejos a base de esfuerzo, otros recién
llegados que tienen un mundo por descubrir, otros ya hartos que están a punto
de hacer las maletas,…
Quizás, la verdadera mirada
optimista se obtenga al mostrar la lucha ante la dificultad, una victoria
después de varias derrotas. Hay muchos “españoles ante el mundo” para enseñarnos
como, aún y las adversidades, siempre existe una anécdota graciosa, un pequeño
rincón o una extraña costumbre que hacen de esta emigración una experiencia
gratificante o, cuanto menos, enriquecedora.
Hoy en día todo se muestra tan fácil y sencillo que cuando algo (por muy pequeño que sea) empieza a fallar provoca la desesperación de aquél que se ha esforzado mucho por lograr ese "algo".
ResponderEliminarLos medios nos venden todo como algo tan simple, pero no muestran las verdaderas luchas, las que verdaderamente valen la pena mostrar n__n